iSafra, el oro rojo de Menorca... un pasado de leyenda y seducción

iSafra, el oro rojo de Menorca... un pasado de leyenda y seducción

En la mitología Griega, un mortal llamado Krokos se enamoró de la ninfa Smilax; para agradar a ésta, se pintaba y perfumaba con azafrán. Sin importar la razón, enojado, el Dios Hermes les castigó convirtiendo a ella en un árbol tejo y a él en una flor púrpura: la flor del Azafrán.

“Flor arrogante, que brota al salir el sol y muere al caer la tarde”.

Sa Porta del Cel

“Lluvias en agosto, azafrán, miel y mosto”, así dice la sabiduría popular, pues a finales del mes de agosto el bulbo de azafrán despierta de su letargo y agradece enormemente las precipitaciones. A pesar de la belleza y la fragilidad de su flor, es una planta que puede adaptarse perfectamente a suelos calizos y arcillosos al igual que a climas secos, pudiendo sobrevivir, prácticamente sin riego y dependiendo casi exclusivamente del agua de lluvia. Pero no es hasta finales de octubre, principios del mes de noviembre, cuando los campos se tiñen de color violeta.

Historia y Leyenda

Son muchos los testimonios que a lo largo de la historia nos han descrito las virtudes del azafrán, los más antiguos se remontan 1.700 y 1.600 años a. de C. una pintura descubierta en el palacio de Knosos representa una figura humana recolectando azafrán. Grabados procedentes de tablillas de arcilla Sumerias con 5.000 años de antigüedad prueban que los habitantes de Mesopotamia eran conocedores de esta planta y el importante papel que desempeñó en su vida cotidiana.

El recolector de azafrán, de Knosos

En el Antiguo Egipto el azafrán tuvo múltiples usos: decorativo, ritual (utilizada en las momificaciones), medicinal (en forma de cataplasma) y estético (aceites corporales). En el papiro Erbes, escrito en el año 1550 a. de C. se detallan fórmulas para elaborar aceites esenciales en las que ya se menciona el azafrán.

Hipócrates, considerado el “padre de la medicina occidental”  y el primer galeno que rechazó las supersticiones que señalaban como causantes de las enfermedades a las fuerzas sobrenaturales, menciona el azafrán en sus estudios.

Los romanos siguieron la tradición de los griegos y con el azafrán perfumaron calles, teatros, templos y baños. Lo utilizaron como símbolo de clase social en la coloración de sus ropajes y como cosmético. Sofisticados como eran en el cuidado de la estética disponían de variedad de aceites perfumados y ungüentos entre ellos el “crocinum” a base de azafrán. También le atribuían poderes para evitar las resacas, lo consumían en infusión antes de comidas pantagruélicas y lo añadían al vino. Tenía fama de afrodisíaco y se empleaba como adelgazante natural.

Hasta que fue sustituido por los colorantes sintéticos, el azafrán también se empleó como colorante natural en el tintado de papel, tejidos, fibras y pieles. Fue muy apreciado durante la Edad Media,  cuando las telas se teñían con su pigmento para darles un color amarillo brillante, símbolo de luz y nobleza.

iSafra, el oro rojo de menorca

La historia trajo el azafrán y su producción a Menorca, estando presente en innumerables platos del antiguo recetario menorquín, como las famosas formatjades o en bebidas como el Calent. Tras el final de la última dominación Británica, su producción fue abandonada progresivamente hasta quedar en el olvido. Apenas hace unos años, un joven técnico agrícola de origen italiano y casado con una menorquina, observó paseando por el campo menorquín que en la isla crecía azafrán silvestre “Colchicum autumnal”, comúnmente llamado “quitameriendas” porque es comestible y quita el hambre, y que se diferencia del Crocus sativus en que no tiene los tres estigmas tan apreciados.

Y así es como nació la idea de este proyecto que denominamos iSafra, que trata de recuperar del olvido la producción de esta especia que hacía más de 200 años que no se daba en la isla y, por buscar una salida distinta al campo menorquín monopolizado por la elaboración de unos quesos y leche de campeonato.

Siembra iSafra

Se empezó comprando 75.000 bulbos de Jiloca (Teruel), de producción totalmente ecológica, y a día de hoy ya hay sembrados unos 500.000 bulbos con D.O. Menorca que producen de forma totalmente ecológica uno de los mejores azafranes del mundo, un idílico manto carmesí bañado por el sol mediterráneo, y no sabemos si será por la climatología perfecta o por la serenidad que se respira en la isla pero lo cierto es que los pistilos de este azafrán gastan un colorazo de impresión, pero sobre todo, y lo que importa, un sabor y unos aromas galácticos, profundos, limpios, evocadores y enamoradizos, tal y como han descrito talentosos Cheffs de nuestra isla e incluso Martín Berasatégui en el programa de Angels Barceló o David de Jorge en su blog: https://blog.daviddejorge.com/2016/09/07/azafran-isafra/

En infusión, con arroz, para confeccionar una crema helada dulce, como base de aliolis o para entonar la miga de panes o bizcochos, el azafrán balear es una viagra natural que nos conecta con el fondo de la tierra y nos hace felices. 

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